Olvidémonos de dietas complicadas y regímenes
dietéticos tediosos. Para adelgazar solo es necesario tener las cosas bien claras
y seguir al pie de la letra unas sencillas reglas. Si se cumplen, perderemos
esos gramos de más en tiempo récord. Estas normas han sido desveladas por el
doctor Xand van Tulleken.
El
experto asegura que la mayoría de las dietas se basan en premisas científicas
bastante dudosas, por ello el que las sigue se frusta al no conseguir bajar de
peso. "Es difícil seguir un plan de adelgazamiento, ya que se trata de
combatir un impulso humano extremadamente básico: el deseo de comer", asegura "Si deseas perder peso y mantenerlo, estoy convencido de que tendrás que cambiar tu vida y el
enfoque que tienes con respecto a la comida". Tras meses investigando los regímenes
más famosos del mundo, reunió lo mejor de cada una y creó su propia dieta, a la que
llama "definitiva". Se trata de un plan con tres reglas básicas: nada
de comida basura, alimentos procesados ni alcohol.
1) Adiós a la comida basura.
El autor le tiene declarada la guerra
a la comida basura. Asegura que los alimentos, como tales, deben hacer que uno
se sienta satisfecho o, al menos, saciado, y que la comida chatarra hace
justamente lo contrario. "Si te tomas una barrita de chocolate, una bolsa
de patatas fritas o un donut, por lo general terminarás teniendo más hambre que
si no hubieses comido nada", afirma. El gran problema de esta clase de comida es que es
"muy atractiva". Una apariencia delicada que ha sido muy
cuidada por las empresas, que crean alimentos que antes no existían.
Alimentos como los caramelos, las
nueces con miel o las pizzas recubiertas de queso han sido diseñados por
grandes fábricas para hacer que comamos más de lo que necesitamos e incluso más
de lo que queremos. "Estamos rodeados de estos alimentos
'hiperdeliciosos', que, por desgracia, son
casi imposibles de evitar. Van Tulleken está convencido de que "el
diseño de alimentos es una ciencia sofisticada que investiga la proporción
correcta de grasa, azúcar, sal y aromas químicos destinados a seducir al
cerebro humano".
Su consumo se ha relacionado con
el colesterol malo, la
obesidad, las enfermedades hepáticas o cardíacas e incluso algunos tipos de
cáncer. Además, a largo plazo esta comida afecta a tu cuerpo a los pocos minutos de
haberla comido.
Tras ingerir estos alimentos, el
cerebro recibe una poderosa dosis
de dopamina, produciendo un placer intenso que se diluye en minutos. Por
eso quieres comer más comida basura. Todo ello es lo que explica que las bolsas
de patatas fritas siempre se acaben, ya que la gente no deja de comer por
fuerza de voluntad, sino porque su cerebro se lo pide.
2) Evita los alimentos
procesados.
Nos hemos vuelto demasiado dependientes de los alimentos procesados. Por
ejemplo en España, el 70% de los alimentos que se consumen son procesados y ultra
procesados, llevan ingredientes que se relacionan con enfermedades cardiovasculares y
con la obesidad.
Xand van
Tulleken asegura
que estamos demasiado ocupados para cocinar desde cero o que no podríamos
llegar a hacer una comida decente sin que esta tuviera aunque fuese un tarro de
salsas compradas del supermercado. La industria alimentaria además perpetúa esa
creencia.
Los
alimentos, preparados por nosotros, deben hacer que uno se sienta satisfecho o al menos
saciado, y la comida basura hace justamente lo contrario.
No tienes más que echar un vistazo a
tu cocina para darte cuenta de la enorme cantidad de alimentos procesados que
tienes, muchos de ellos disfrazados de comida sana. "Deberíais desarrollar
un odio extremo por los alimentos envueltos
en plástico, porque si se crean en una fábrica, solo tratarán de hacer
que compren más, y no para nutrirlo y saciarlo". El doctor recomienda que
antes de comer algo todos debemos preguntarnos cómo se ha hecho y qué
ingredientes tiene.
Llevémoslo a la práctica: en vez de
comprar una bolsa de nueces saladas, cómpralas sin sal; en vez de cacahuetes
fritos con miel y azúcar, tómalos al natural. Cada ingrediente extra está ahí
para hacer que comas de más.
Lo mejor es, sin duda, ingerir comida
real. "Pelar tu propia fruta, comprar carne
con sus huesos, lavar tu propia ensalada...". Además de ahorrar dinero,
sabrás exactamente lo que estás comiendo y la cantidad que necesitas. Y, lo
mejor, tu cerebro no te pedirá más comida, ni de ese tipo ni de otra.
3) Olvídate del alcohol.
Las bebidas alcohólicas son nuestro mayor
impedimento a la hora de perder peso. Para la mayoría de los europeos y
en especial los españoles, el alcohol forma parte de su día a día. De hecho, un
10% de los adultos bebe a diario, y entre los hombres la cifra sube al 15%,
según las estadísticas de 2015 del
Observatorio Español de las Drogas y las Toxico manías. Un hábito que debemos
romper si queremos adelgazar.ir
El valor calórico de una de estas
bebidas depende directamente de su grado de alcohol,
pero esto no es lo que preocupa directamente al doctor, sino que una vez ebrios
mandemos al diablo a la dieta y comamos lo que sea. Los 'pinchos' que ponen con las
bebidas suelen ser hipercalóricos y
nada sanos, y con dos copitas de vino uno ya no discrimina y se mete entre pecho
y espalda lo que le sirvan.
Lo mejor es
ingerir comida real. Además de ahorrar dinero, sabrás exactamente lo que estás
comiendo y la cantidad que necesitas
Por ello,
lo mejor es limitar al máximo el consumo de alcohol, en todas sus variedades.
No será fácil, su consumo aumenta la dopamina, relacionada con el placer y la
alegría. Al dejarlo, es habitual tomar más dulces para provocar la misma
sensación. Se pueden tomar una o dos bebidas a la semana, pero siempre con precaución y de forma consciente.
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